Una vez más, el Seminario Mayor y el Seminario Menor se unió en la Eucaristía para recordar con agradecimiento en la oración a todas aquellas personas, ya fallecidas, que de una u otra manera han ayudado a que el Seminario sea una gran realidad.
Fueron personas generosas que no dudaron en entregar su tiempo, sus fuerzas y sus posibilidades económicas para ayudar a los alumnos y seminaristas. Toda la Diócesis disfruta del fruto de su generosidad.
Por esta razón, la Misa, que se celebró la tarde del jueves, estuvo marcada por un sentimiento de profundo agradecimiento. De manera especial, se recordó a aquellas personas que desde el anonimato quisieron al Seminario, siendo esta Institución objeto de sus oraciones y donaciones, y también se recordó a aquellas directamente más vinculadas al Seminario y que fallecieron desde noviembre del año pasado, cuando se celebró en el Seminario Mayor el último funeral:
A los que fueron profesores del Seminario Menor D. Alejandro Barral Iglesias, D. Manuel Gesto García, D. Donato Dosil Lago; a D. José Ferreiro García, tutor y profesor del Seminario Menor; a D. Manuel Calvo Tojo, profesor y mayordomo del Seminario Menor y Vicerrector y profesor en el Seminario Mayor; a D. Pedro Aldrey, portero del Seminario Menor; y a Manuel, hijo de Ángela, del personal de servicio.
Al Dueño de la mies se le presentaron sus vidas como semillas plantadas, para que florezcan en forma de nuevas vocaciones a la vida sacerdotal.