Octubre, mes del Rosario.
El Rosario es una oración tradicional católica que busca honrar a la Virgen. En un inicio constaba de quince “misterios” que recordaban momentos (gozosos, dolorosos y gloriosos) de la vida de Jesús y de María. En el año 2002 san Juan Pablo II añadió los misterios luminosos que permiten meditar sobre la vida pública de Jesús.
También se llama “rosario” al objeto formado de cuentas que se utiliza para recitar esta oración.
“Todas las generaciones me llamarán bienaventurada”, proclama la Virgen en el . En efecto, desde los tiempos más antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de “Madre de Dios”, bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades. El culto a María encuentra su expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y en la oración mariana, como el Santo Rosario, que en palabras de Pablo VI es “síntesis de todo el Evangelio”. Es decir, el Rosario es una oración que concreta ese culto especial que la Virgen recibe en la Iglesia.
Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 971
El origen del Rosario se remonta al nacimiento del Avemaría en el siglo IX, como oración para honrar a María, la Madre de Dios. Parece que el Rosario tuvo su origen en la orden de san Benito y se expandió por acción de los dominicos.
El Rosario se inicia con la señal de la Cruz. Posteriormente se anuncian cada uno de los cinco misterios que se contemplan ese día.
Los lunes y sábados se contemplan los misterios gozosos; los martes y viernes, los dolorosos; los jueves, los luminosos; y los miércoles y domingos, los gloriosos.
Cada misterio se compone de un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria. Cuando se han rezado los cinco misterios, se rezan las letanías de la Virgen, oraciones de alabanza a nuestra Madre.
Según las tradiciones de distintos lugares, a esta estructura básica para rezar el Rosario se añaden algunas jaculatorias y otras oraciones.
El Rosario de la Virgen María es una oración aconsejada por el Magisterio de la Iglesia Católica; puede decirse que es un resumen de todo el mensaje evangélico. Además, la misma Virgen María, cuando se ha aparecido en la Tierra, ha animado a rezar esta oración. El 13 de mayo de 1917, en su primera aparición en Fátima, María dijo: “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra” y en su última aparición en ese lugar la Madre de Dios se presentó como la “Señora del Rosario”.
La Iglesia cree que la Santísima Madre de Dios continua en el Cielo ejerciendo su oficio materno, por eso es natural que los cristianos acudan a Ella para pedirle sus necesidades y confiarle sus preocupaciones.
San Juan Pablo II escribió una carta el 16 de octubre de 2002 llamada , con la que convocaba un Año del Rosario y en la que comentaba la belleza de esta plegaria, que ayuda a “contemplar a Cristo con María”.