Un dos momentos máis importantes na vida espiritual do Seminario é o momento dos Exercicios Espirituais, ao chegar o tempo de Coresma. Trátase de dedicar por enteiro uns días a afondar na experiencia de Deus deixando de lado a rutina do día a día. Loxicamente, estes exercicios son sempre adaptados á idade dos que neles participan, e enfocados dende diversos ángulos.
No caso da comunidade de menores, este ano desprazámonos ao Santuario de Fátima, onde xa fai case cen anos, Nosa Señora apareceuse a tres pastorciños para invitalos a que o mundo retomase con forza o espírito de oración e penitencia. Percorrendo as casas dos videntes, participando nalgúns dos actos da Capelinha, traballando a título persoal na casa de retiros e compartindo a fraternidade, penso que todos voltamos para a casa cunha ilusión renovada no seguimento e entrega a Cristo. Se estes rapaciños chegaron a ser santos, por qué nós non o imos intentar?
Cierto es que el Seminario Menor cuenta ya con una historia nada insignificante (61 años y miles de jóvenes formados en nuestras aulas); pero también es cierto que cuando uno echa la vista atrás y contempla la inmensidad de años y generaciones que nos han precedido, no puede cuanto menos que estremecerse. Es seguramente lo que muchos hemos sentido cuando Fray Francisco Miramontes, guardián del Convento de San Francisco de nuestra ciudad, nos presentaba la enorme figura, siempre de moda, del pobrecillo de Asís. Ochocientos años se cumplen ya desde su peregrinación hasta la tumba de Santiago. En la mesa redonda que sobre este tema hemos abordado, tuvimos la oportunidad de conocer algunas pinceladas de su vida, de su peregrinacion y, sobre todo, de la labor que siguen realizando hoy en día los Frailes Menores entre los más necesitados.