El Botafumeiro es uno de los símbolos más famosos y populares de la Catedral de Santiago de Compostela. Es un incensario de grandes dimensiones que se mueve desde la cúpula central de la Catedral, desde donde cuelga por un sistema de poleas, hacia las naves laterales. Ocho hombres son necesarios para moverlo, los conocidos “tiraboleiros”. Pesa 53 kg, está suspendido a una altura de 20 metros y puede alcanzar los 68 km/h.
El Botafumeiro se utiliza por motivos litúrgicos, del mismo modo que cualquier sacerdote utilizaría un incensario en el altar, y funciona en las principales solemnidades de la Catedral, durante la procesión de entrada, o al finalizar la Eucaristía.
La primera referencia documental que se tiene del Botafumeiro es una anotación en una hoja del Códice Calixtino, en el que se le llama “Turibulum Magnum”. A lo largo de la historia hubo varios botafumeiros; actualmente hay dos ejemplares, uno en latón que data de 1851 y es obra de José Losada, sustituyó al robado durante la ocupación francesa y es el que se utiliza habitualmente. El segundo Botafumeiro es una réplica en plata del anterior y fue regalado al Apóstol por los Alféreces Provisionales en 1971. Únicamente se coloca en el crucero de la Catedral cuando funciona, guardándose habitualmente en la Biblioteca Capitular.